Las trufas se recogen únicamente después de que estén maduras. No es posible que un hombre sea diestro en todo. Iban todos por encima, asomándose a los parapetos a menudo, y los más valientes, con las damas, bajaban a los pozos registradores por unas escaleras que a trechos presentaban las barandas derruidas. A menudo, el micelio o micorrizas no se pueden detectar ni siquiera en sitios altamente productivos. Ofrecemos productos de la máxima calidad. Viendo 1 - 2 de 2 productos. Características. La trufa blanca, Tuber magnatum en su nombre científico, es una especie silvestre de hongos hipogeos, es decir, que crecen bajo tierra. El cultivo de trufa se realiza a través de la plantación de árboles micorrizados, es decir, árboles cuyas raíces han sido inoculadas con esporas de trufa. Para ello, se deben eliminar todas las malas hierbas y raíces que puedan competir con las información sobre trufas por los nutrientes del suelo.
El virus del papiloma canino es también el responsable de las verrugas que aparecen en otras partes del cuerpo, como los pies o las orejas. Perros sin máscara, ojos claros y de expresión penetrante, manchas claras o blanquecinas en el pecho y en las partes internas, como también uñas claras y un color rojo blanco en la punta de la cola son considerados con falta de pigmentación. Las trufas negras son recolectadas utilizando perros amaestrados, que utilizan su olfato para localizar el yacimiento o zona trufera. Sus cualidades organolépticas son muy particulares y únicas, no hay ningún otro tipo de trufa que se le asemeje y su sabor es intenso y muy agradable, como a frutos secos, una fiesta para los sentidos. Tiene una superficie suave, de color ocre pálido o ligeramente amarillenta y la pulpa presenta un color marrón claro con vetas finas. La pérdida de color progresiva -no estacional- es preocupante. Empezaron á correr desde el sitio señalado, y el hijo de Oileo se adelantó á los demás, aunque el divino Ulises le seguía de cerca. Los sidonios, eximios artífices, la fabricaron primorosa; los fenicios, después de llevarla por el sombrío ponto de puerto en puerto, se la regalaron á Toante; más tarde, Euneo Jasónida la dió al héroe Patroclo para rescatar á Licaón, hijo de Príamo; y entonces, Aquiles la ofreció como premio, en honor del difunto amigo, al que fuese más veloz en correr con los pies ligeros.
Ya iban á coger el premio, cuando Ayax, corriendo, dió un resbalón-pues Minerva quiso perjudicarle-en el lugar que habían llenado de estiércol los bueyes mugidores sacrificados por Aquiles, el de los pies ligeros, en honor de Patroclo; y el héroe llenóse de boñiga la boca y las narices. Luego, el divino y paciente Ulises alzó un poco á Ayax, pero no consiguió sostenerlo en vilo; porque se le doblaron las rodillas y ambos cayeron al suelo, el uno cerca del otro, y se mancharon de polvo. Pero ni Ulises lograba hacer caer y derribar por el suelo á Ayax, ni éste á aquél porque la gran fuerza de Ulises se lo impedía. Cuanto dista del pecho el huso que una mujer de hermosa cintura revuelve en su mano, mientras devana el hilo de la trama, y tiene constantemente junto al seno; tan inmediato á Ayax corría Ulises: pisaba las huellas de aquél antes de que el polvo cayera en torno de las mismas y le echaba el aliento á la cabeza, corriendo siempre con suma rapidez.
La infestación por sarna puede complicarse con una infección bacteriana, lo que da lugar a la aparición de llagas en la piel que, a su vez, pueden ocasionar consecuencias más graves, como septicemia, cardiopatías e insuficiencia renal crónica. Todos los aqueos aplaudían los esfuerzos que realizaba Ulises por el deseo de alcanzar la victoria, y le animaban con sus voces. Brilón deseo que lo conserves como recuerdo, pues nadie querrá pagar lo que vale ese admirable animal, y prefiero ofrecértelo como anillo que lega un moribundo a su albacea testamentario. El Tidida, famoso por su lanza, animaba á Euríalo con razones, pues tenía un gran deseo de que alcanzara la victoria, y le ayudaba á disponerse para la lucha: atóle el cinturón y le dió unas bien cortadas correas de piel de buey salvaje. Nada hallamos de peculiarmente español en el Libro de los Gatos, que parece traducción bien hecha de algún Liber Similitudinum escrito en latín. Sus espaldas crujían, estrechadas fuertemente por los vigorosos brazos; copioso sudor les brotaba de todo el cuerpo; muchos cruentos cardenales iban apareciendo en los costados y en las espaldas; y ambos contendientes anhelaban siempre alcanzar la victoria y con ella el bien construído trípode.