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En el mercado también encontrarás trufas frescas envasadas con agua y sal, ya sean las piezas enteras o cortadas a trozos. Es tan sabrosa y delicada la pulpa de esta fruta, verdadera maravilla tropical, que toda especia está de más, en su condimento, debiendo, para esta, emplearse solo aceite, vinagre, sal, y, á lo más, un ligero espolvoreo de pimienta. Se muelen al mortero carnes de salchicha, menudos de ave cocidos, y miga de pan, condimentada con pimienta, una dedada de cominos y sal, si la de la salchicha no es bastante. Se le esprime un poco de zumo de limon, y se sirven, llevando encima, como relieve, rebanadas de pan, fritas en mantequilla. Si bien son fáciles de encontrar en la Toscana en muchas formas, desde carpaccio Brumale Fresco hasta jarro en todos los supermercados de la Toscana, son un poco más misteriosos aquí en los EE.UU. Se sirve con una salsa confeccionada de este modo: Póngase en una cazuela, con cuatro cucharadas de buen caldo un poco de perejil picado; un chalote; setas y trufas frescas cocidas y cortadas en rebanaditas, y una cucharada de mantequilla, condimentando con sal y pimienta.


image Revuélvase, haciéndolo hervir media hora en que el caldo se habrá consumido. Productores de trufas que también cuentan con una interesante y apetitosa línea de productos gourmet. Para los productos de venta a peso, los clientes de la tienda online pueden revisar la información que se les adjunta en el albarán de entrega. Cuando haya recibido esta primera coccion, ligera, á fin de que las hojas no pierdan su tiesura, se le saca del agua, se le recibe en un lienzo, con el que suavemente se le presiona, para enjugarlo; se le coloca parado en un plato; se le quita el hilo que lo cierra, y se le entreabre en forma de rosa. Desayuno en el hotel y salida para realizar la actividad trufera, en la cual conoceremos en primera persona la caza de las trufas con perro, su utilización en la gastronomía y el interesante mundo de este exquisito tubérculo.


Eugenia se puso medias nuevas y sus zapatos más bonitos, y, deseando por la primera vez en su vida parecer hermosa, conoció la dicha de tener un vestido nuevo y bien hecho Y que la favoreciese. Los pasajeros españoles que venian á bordo, la bautizaron con el nombre que lleva; y yo gusté tanto de ella, que compré á su artífice la receta. Así los llaman en casa cuando acomodados como á mí tanto me gustan, los envía á la mesa nuestra buena cocinera, los días de salida. Como no había, Nanón ha ido a buscarla a casa de Fessard. El anfitrión, Gerardo Martí, opulento banquero, debía de estar nervioso, porque ante los crisantemos se puso como un grifo, alegando que le recordaban el cementerio y las adornadas sepulturas, y que esa flor de muertos no debe figurar en banquete alguno. Se escoge un repollo de buena forma, y pasándole un hilo en torno, para impedir que se abra, se le sancocha en agua sazonada con sal. Entonces, vuélvesele á atar en torno un hilo para conservarle; y en una cacerola alta, para no aplastar el repollo en su coccion, y poniéndole en el fondo una capa de rebanadas de tocino rociado con salsa cocida, se coloca el repollo, siempre parado; se le cubre con la tapadera, y con rescoldo encima, y fuego moderado debajo, se cuece lentamente.


Ya cocida, se la enjuga en un lienzo; se la deshace con una cuchara, aplastándola y revolviéndola alternativamente. Cocida, como para ponerla en salsa blanca, la coliflor puesta en una vasija de porcelana, vuélquesela en la fuente en que ha de servirse, cuyo fondo estará cubierto con una capa de ralladura de queso. Se revuelve durante medio minuto; se quita la cazuela del fuego y se acomoda en la fuente, en la que inmediatamente se sirve el repollo, parado, acuñándolo con pepinillos escabechados. Saca la carne del horno y cúbrela ligeramente con papel de aluminio, dejándola reposar durante 10 minutos. Se la mezclan tres huevos batidos, queso rallado, salsa cocida en grasa de chancho frita con pimienta, y acomodada en una fuente, se entra al horno. No se olvide servir en compañía de la salsa un batido de aceite, vinagre, sal y pimienta. Bien picado todo esto, se mezcla y revuelve, vertiéndole, al mismo tiempo, y á cucharadas, el aceite y vinagre batidos con pimienta y sal. Como bien lo dijo desde 1825 Brillat-Savarin, autor de Fisiología del Gusto, "la trufa es el diamante de la cocina".

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