4. Trufas de chocolate con nuez, ¡ Con las dos cucharitas de matcha se consigue que haya unos puntitos o una "estela" verde, pero saben a chocolate. Pero todo lo que pudo hacer el capitán Ferragut fué conseguir un permiso y un automóvil viejo para visitar el campamento de los legionarios. Ferragut tenía un pariente en el ejército que se aglomeraba en Salónica para avanzar tierra adentro. Ferragut los llevó á la cantina de un mercanti, establecida junto al campamento del batallón. Sabemos que la modernización del sector pasa por la formación permanente de sus integrantes. Entre los marinos de guerra también los había que mostraban un completo abandono de su persona. El cataclismo de la guerra mundial había arrastrado los hombres de los antípodas hasta este rincón dormido de la Grecia. A continuación hacía el relato, con voz insegura y ojos húmedos, de las hazañas de su primogénito: herido en Champaña; dos citaciones y Cruz de Guerra.
El legionario Blanes, romántico como debe serlo un hijo de fabricante metido en aventuras, hablaba de las hazañas de las tropas de Oriente con todo el entusiasmo de sus veintidós años. Pasaban semanas y semanas en el mar, fuese cual fuese el tiempo, durmiendo en el fondo de una cala que apestaba á pescado rancio, manteniéndose en patrulla aunque rugiese la tempestad, saltando como un tapón de botella de ola en ola, para repetir las hazañas de los antiguos corsarios. Eran los únicos que vestían traje civil entre la concurrencia de oficiales de mar y tierra que se apretaba en los divanes, obstruía las mesas y se aglomeraba ante la puerta. Los consumidores se sentaban bajo un toldo de lona, ante cajas que habían contenido ferretería ó municiones y hacían oficio de mesas. Ferragut, mientras descargaban su buque bajo la vigilancia de Tòni, pasó los días en tierra, visitando la ciudad. Volvían á repetirse las invasiones de los siglos remotos que habían hecho encorvarse á la antigua Tesalónica bajo la conquista de bárbaros, bizantinos, sarracenos y turcos. Así que la dispersión de las esporas se realiza cuando son transportadas por animales como los jabalíes, zorros, los conejos, los ratones, en sus heces.
A sus 70%, 80% y 100% de cacao, se suman las elaboradas con los mencionados ingredientes locales y con otros como jengibre, almendras o avellanas. Estaba con otros dos voluntarios, un andaluz y un americano del Sur, unidos los tres por la fraternidad de origen y por el continuo roce con la muerte. Sus brazos surgían exageradamente de las mangas del capote, cortas ya para ellos. No quería marcharse sin verle, Brumale Fresco y pasó varias mañanas haciendo averiguaciones en las oficinas del Estado Mayor. Iban vestidos de tela impermeable, con un casco encerado, lo mismo que los pescadores del mar del Norte, oliendo á carbón y á agua tempestuosa. Sólo faltaban las hembras soldadescas y los enjambres de chiquillos para que fuese exacta esta semejanza con los éxodos guerreros del pasado. Otras veces le cortaban el paso los auto-ametralladoras blindados, las grandes piezas arrastradas por tractores, los carros del aprovisionamiento con pirámides de sacos y cajas. Su vehículo tuvo que detenerse para dejar paso á interminables desfiles de camiones. Blanes rogó al capitán que viese á su hijo.
El recuerdo de su hijo surgió en su memoria. Era un sobrino suyo, Brumale Fresco un hijo de Blanes el fabricante de géneros de punto, que había huído de Barcelona, al iniciarse la guerra, con otros muchachos aficionados á cantar Los Segadores y perturbar la tranquilidad del «cónsul de España» enviado por Madrid. Se destaca que la trufa negra es poseedora de un perfumado y agudo aroma. Añadido a esto, este ingrediente recrea muy bien la textura de la trufa. Tras el paseo por el jardín propiamente dicho, nada mejor que visitar el Centro Andaluz de Micología que está dentro de este extenso y bello jardín. A grandes rasgos, un nuevo testimonio del poder de las grandes marcas hosteleras internacionales -Nobu, Coya, Robuchon-, que conocen el éxito desde su misma apertura con argumentos ajenos a su nivel culinario. Los tiradores negros del centro de África enseñaban sus dientes de marfileña sonrisa á los gigantes bronceados, con grueso turbante blanco, procedentes de la India.